Modesto Roldán adivinó el mundo de la soledad mezclando a aproximadamente, partes iguales tercios iguales,  la belleza y la serenidad que se bebe en la antesala de la muerte; por eso está tan cerca de Leonardo da Vinci y ama a la pintura para no agravar a la sabiduría.

Modesto Roldán que vivió treinta años en París, no perdió aún, gracias sean dadas a quien proceda con mayor mimo, el pelo de la dehesa del paraíso terrenal, ese cercado por el que retozan en absoluta libertad las almas inconsútiles de todas las cabras del Parnaso, las almas sin una sola puntada ni de esparto ni de seda.     

El hombre conservador piensa que Dios se apiada de los hombres que solo tienen un sueño, y el revolucionario proclama que también el agua tiene su historia. Modesto Roldán no inspira piedad porque sueña mil lances orquestados por el único denominador común de la mujer, esta sutil y huidiza incertidumbre.

    Modesto Ro

ldán es la pintura en cueros, en los puros cueros que existen no más que para ser pintados  con ese raro pincel que los dioses reparten con muy calculada cicatería . Decía Cicerón que el placer es un estímulo, un acicate que invita a la vileza.  Es cierto que todos pasamos por la vida haciendo equilibrios sobre la cuerda floja de la que se puede caer a la caldera de Pedro Botero. Solo el arte puede salvar al hombre del fuego del infierno.

... Nació en Huelva, pasó el estrecho y arraigó en París cuando París era una fiesta española en la que bailaban los fugitivos del Régimen, Devoró las noches de Montparnasse, se tiró a todas las "demi mondaines" y colgó cuadros en las mejores galerias europeas.

Estuvo en la célebre orgía

organizada en homenaje a Dalí. Por allí andaba el mirón de Cadaqués, Arrabal,Eduardo Arroyo y toda una legión de ninfas y de sátiros. ...